Antiguo valle del arroyo de Anoia abandonado y colmado

El río Calders es una sucesión de meandros en un valle encajado en la roca de color gris claro del Eoceno marino, mayoritariamente de origen coralino. En el tramo de Viladecavalls de Calders, en el escarpado frente a la fuente Calda, se observa un inesperado cambio lateral de roca eocénica a sedimento cuaternario continental y rojizo. El contraste de colores resalta el contacto discordante. Los sedimentos rojizos muestran estratificación horizontal en su parte central, como resultado de una deposición tranquila, pero inclinada en el extremo en contacto con la roca eocénica, con aspecto de coluviones.

Estos sedimentos rojizos, continentales y modernos situados entre la roca dura marina tienen que provenir de un antiguo valle fluvial, actualmente obturado. Efectivamente, nos encontramos delante de un particular fenómeno de captura fluvial, en el cual el mismo río que pierde el tributario lo capta desde otro punto. Los sedimentos rojizos corresponden a una antigua desembocadura del arroyo de Anoia que llegaba al Calders en perpendicular por el norte, de la zona de El Canadell. Pero centenares de miles de años atrás, el arroyo de Anoia fue captado por el propio río Calders desde unos 2 quilómetros de recorrido aguas abajo, cerca del risco de la central hidroeléctrica Jorba, tras dar la vuelta por el enésimo meandro. La erosión remontante de un pequeño arroyo que desembocaba allá llegó a captar y reconducir el arroyo mayor de Anoia. Pero las dos confluencias, la abandonada y la actual, no están tan distantes; el arroyo de Anoia solo cambia su dirección norte sur en sus 500 metros finales cuando, debido a la captura, bruscamente vira hacia el oeste. El fenómeno fue posible porque el río Calders circula en meandros. El pequeño valle abandonado por el arroyo de Anoia, repleto de sedimentos depositados por el río Calders cuando circulaba por una cota superior, conserva aún parte de su antiguo relieve.

El abandono del arroyo de Anoia y su captura un meandro más allá es otro elemento geológico ejemplar del caprichoso valle del río Calders, que se suma a otros más divulgados: el meandro abandonado del Castillo, el largo tramo de meandros serpenteantes, la roca caliza originada en un largo arrecife de coral y la abundancia de fósiles marinos.

[fotos Jordi Badia]