La cerraja lanuda (Andryala integrifolia) es una hierba normalmente bianual de la familia Compuestas. Los libros catalanes de botánica le asignan los nombres de llongera, andríala, blanquilla, llonça o àrnica, ninguno de ellos conocido en la comarca de Bages donde esta planta es poco frecuente.
La cerraja lanuda es una hierba con tallo firme, erecto y elegante, poco ramificado, que en pleno desarrollo supera el medio metro. Toda la planta es grisácea por un revestimiento de pelos asteriformes cortos y también de pelos simples glandulares, más densos cuanto más arriba del tallo. Las hojas de la base son grandes, oblongas o lanceoladas de 10-12 x 3-4 cm las mayores, casi enteras con los márgenes ondulados, el nervio central ancho y, en la base, atenuadas en un pecíolo poco distinto. Al ganar altura en el tallo, las hojas se acortan, se convierten en sésiles, incrementan su pilosidad y mantienen la sensación de necesitar un planchado.
En la cima del tallo constituye un bello corimbo de capítulos. Inicialmente los capítulos de mantienen cerrados unas semanas, mostrando forma de globo con las brácteas uniseriadas, como si se tratara de los gajos de una naranja pelada, erizadas de pelos glandulares. Progresivamente, los capítulos se abren para ofrecer las flores, todas con lígulas cortas de color amarillo pálido que se acortan aún más al pasar del exterior hacia el centro. Las semillas tienen costillas longitudinales y setas largas y blancas que facilitan la dispersión. La cerraja lanuda alcanza la floración en junio.
La cerraja lanuda creceen romerales secos y en terrenos removidos.
En la comarca de Bages vive otra especie del género Andryala, A.ragusina, que se diferencia por su porte menor, por las hojas con dientes grandes y porqué sus pelos no son glandulares.
[fotos Jordi Badia]