El olmo (Ulmus minor [= U.campestris, U.carpinifolia]) es un árbol que puede llegar a los 30 m de altura, de copa densa, irregularmente ovoidea, y tronco habitualmente recto. Su corteza es lisa e inicialmente de color marrón grisáceo, aunque se oscurece y fisura al envejecer. Sus ramas son erectas, con las ramillas secundarias dispuestas regularmente en dos hileras opuestas (dísticas). Estas ramillas suelen ser lisas y brillantes, aunque no es raro que presenten costillas suberosas. Las hojas son simples y caducas, en disposición alterna -como se ve en la imagen de 1ª. Su limbo mide 3-12 cm de longitud per 2-5 cm de anchura, es grueso y de forma ovada o elíptica con el margen doblemente dentado, marcadamente asimétrico en la base y terminado bruscamente en una punta apical.
Las flores son pequeñas -miden solo unos 0,5 cm- y poco aparentes, tienen un pedúnculo corto y se encuentran agrupadas en fascículos. Poseen un perianto verdoso con 5-7 lóbulos, un solo pistilo con 2 estilos divergentes y 3-5 estambres con anteras de color rojo purpúreo (ver imagen 2ª). Las flores pueden ser hermafroditas o unisexuales por aborto. Se polinizan mediante el viento. La floración tiene lugar de febrero a abril, antes de la aparición de las hojas. Los frutos son sámaras ovadas u obovadas, de 1-2 cm de longitud, escotadas en el ápice. Están constituidas por una única semilla situada cerca de la escotadura y un pericarpo que se expansiona en una ala delgada y membranoso para facilitar la dispersión por el viento. Las sámaras presentan inicialmente color verde (imagen 3ª) y adquieren un tono marrón claro al madurar (imagen 4ª). Se forman y maduran entre marzo y abril. Al producirse en gran cantidad antes que salgan las hojas nuevas, dan al árbol una apariencia de foliación precoz. Los frutos tiernos pueden añadirse a las ensaladas, ya que tienen gusto agradable y aromático, similar al de las nueces.
El olmo vive en suelos húmedos y profundos, aunque es el menos exigente en humedad edáfica entre los árboles de ribera. Tolera algo la sombra, resiste perfectamente las temperaturas bajas y es indiferente a la naturaleza química del suelo.
Desde aproximadamente 1970, los olmos europeos vienen siendo atacados por una cepa muy virulenta de grafiosis, una enfermedad fúngica causada por una variedad muy agresiva del ascomiceto Ceratocystis ulmi que ha dañado drásticamente las poblaciones en toda Europa. Este hongo está presente en el estado español desde 1978, transmitido por pequeños escarabajos perforadores (escolítidos). El hongo impide la circulación de la savia bruta a la vez que libera toxinas, por lo que en pocas semanas puede matar la parte aérea de los árboles afectados. Normalmente las raíces de los olmos que han sufrido grafiosis sobreviven y dan nuevos retoños, aunque cada vez son más raros los olmos viejos como aquel de las orillas del Duero al que cantó Antonio Machado. El olmo se había plantado a menudo como árbol de sombra, pero debido a su sensibilidad a la grafiosis cada vez se utiliza menos. En su lugar actualmente se planta el olmo de Siberia (Ulmus pumila), resistente a esta enfermedad. El olmo autóctono y el de Siberia pueden hibridarse con el resultado de individuos híbridos y fértiles, también resistentes a la grafiosis.
[fotos Jordi Badia (1ª) y Florenci Vallès (2ª, 3ª y 4ª)]
- Ver el artículo Convergència, en catalán, de Jordi Badia.