La fuente de Sant Marc nace de la pared de roca de la vertiente de La Cueva de San Ignacio, al final de la vía de San Ignacio, muy cerca de la capilla de Sant Marc, en Manresa. La roca es una arenisca estratificada, de color gris y origen marino de edad eocénica. La pared natural no es homogénea, hay capas de roca más consistente con mayor proporción de cemento calcáreo, y capas más terrosas o arcillosas que en la pared se muestran como surcos hundidos. El torrente de San Ignacio -que actualmente pasa debajo de la calle- ha cortado esta pared de roca y abierto el valle entre el Puigcardener culminado por la basílica de La Seo y los terrenos más al este en los que se alza el santuario de La Cueva.
De un determinado nivel de la pared de roca rebosa el agua de la fuente natural que circula por un tramo de acera y se pierde al encontrar el primer sumidero. En la parte más húmeda de la pared cuelgan culantrillos de pozo (Adiantum capillus-veneris). En frente de la pared mojada se construyó una fuente de obra, con sus correspondientes grifo y desagüe. Pero si sale agua del grifo, ésta no proviene de la fuente natural sino de la red de agua potable de Manresa. La fuente de Sant Marc no es una sino dos: por detrás está la fuente natural que brota de la roca eocénica con mayor o menor caudal dependiendo de temporadas, y por delante la fuente de la red de suministro de agua potable que funciona o no dependiendo de las autoridades en materia de distribución de agua en la ciudad.
Pero las fuentes públicas de agua potable tratada situadas en áreas urbanas -como la fuente delantera de Sant Marc- están sometidas a todo tipo de incidencias e inclemencias -se interrumpen durante el invierno para evitar el hielo, se cierran también en episodios de sequía por dar ejemplo, sus grifos se estropean, se atascan o algún descerebrado los destroza, los desagües se atascan con papeles, tierra o hojarasca…-, por lo que son noticia cuando funcionan bien y de ellas se hace un buen uso.
[foto Jordi Badia]