La climatología extrema de los años 2021, 2022 y 2023 con una larguísima sequía y temperaturas altas de récord persistentes durante veranos interminables, además de dejar pantanos y reservas de agua secos y cosechas miserables en los campos, ha perjudicado gravemente los bosques.
En el conjunto de las comarcas de Bages y Moianès, la afectación forestal más intensa y evidente es en los pinares de pino albar de El Moianès. El pino albar es un árbol de amplio espectro altitudinal y distribución muy extensa por Europa y el norte de Asia, amante del frío y del clima montano. En El Moianès, el pino albar es abundante y forma bosques; aunque se encuentra ya en un límite de distribución por proximidad al Mediterráneo. En base a la geografía, debe entenderse que el pino albar en El Moianès está lejos de su óptimo ecológico. No es de extrañar que la sequía y el calor hayan afectado al pino albar mucho más que a las demás especies de pino cuya vocación es mediterránea, y que a los caducifolios que, si las condiciones empeoran notablemente, pueden perder sus hojas y esperar tiempos mejores en la primavera siguiente. En los bosques de El Moianès aquí y allá se observan rodales de pinos albares secos, muertos a causa de la sequía y del calor desmesurados.
En el contexto presente de cambio climático y aumento global de las temperaturas, no puede esperarse la recuperación plena de los pinares de pino albar de El Moianès a corto ni a medio plazo. Solo cabe esperar que un cambio meteorológico alivie a los árboles que malviven y, en el mejor de los escenarios, que un encadenamiento de temporadas favorables saque a los bosques de su estado actual de estrés hídrico.
[fotos Jordi Badia]