Profundos bancales o "xaragalls" provocados por la lluvia caída tras un incendio. Pese a las apariencias, la cara más triste de los incendios forestales no es la pérdida del bosque, sino la pérdida de suelo, el auténtico capital que da como interés la vegetación. En general la regeneración del suelo perdido es un proceso que tarda miles de años.
[foto Jordi Badia]