Los pinares de pino negral (Pinus nigra ssp. salzmanii) se recuperan muy mal tras un incendio, porqué el pino negral no dispone de piñones fértiles en verano cuando acontecen la mayoría de fuegos -como tendría por ejemplo el pino carrasco (P.halepensis)– ni tienen la facultad de retoñar que sí tiene, por ejemplo, el pino canario (P.canariensis). En cambio, estos pinares de negral, en especial cuando se trata de bosques viejos con la mayoría de ejemplares altos, tienen la particular estrategia de evitar la transmisión a las copas del fuego que avanza por el estrato bajo del bosque, y de esta forma sobrevivirlo. El pino negral tiene una corteza protectora gruesa y, a diferencia del pino carrasco, sus ramas inferiores caen pronto al secarse por falta de luz. Entonces los pinares de pino negral quedan claramente estratificados en dos niveles sin continuidad; un estrato alto de copas de pino y un estrato bajo de arbustos y árboles planifolios. El paso del fuego solamente por el estrato inferior eliminará competidores y permitirá la entrada de luz para que germinen piñones y prosperen nuevos plantones de pino. Así, a largo plazo, este pinar en particular resultará competitivamente favorecido por el fuego, que de otra forma hubiera sido sustituido por el bosque planifolio que impide al renovación del pino negral. Esta estrategia de los altos y longevos pinos negrales de corteza gruesa para resultar solo con la base ennegrecida por el fuego y abrir la puerta a la renovación es la misma que siguen las sequoyas gigantes de los bosques de California.
La imagen fue obtenida en verano del 2007 en la vertiente del valle de Conangle (Balsareny) afectado por el fuego en el 2005. Situaciones equivalentes se observan en el valle de Coaner (Sant Mateu de Bages) quemado en el gran incendio de 1994.
[foto Jordi Badia]