El barrio de La Estación -por la estación del tren de vía estrecha Manresa-Berga-Guardiola de Berguedà que dejó de funcionar en 1973- se construyó en Sallent durante la década de los años 1980 ocupando la llanura de la orilla derecha del Llobregat limitada entre el extremo sur del casco urbano existente y la cinta transportadora de mineral salino proveniente de la rampa de El Solà, junto al tramo final del torrente de Soldevila. El barrio era espacioso, llano y luminoso, más aún si se compara con las calles estrechas y empinadas del casco antiguo de Sallent en la orilla izquierda. En el barrio se construyeron numerosas casas de 2 pisos y algunos bloques de hasta 4 pisos de altura. El sitio era, aparentemente, inmejorable.
Pero pronto aparecieron los problemas en forma de grietas en las casas. El motivo era la subsidencia del terreno que, años atrás, la mina de potasa Enrique, antecesora de la mina de Vilafruns, había vaciado por debajo. El plano del área minada a la derecha del Llobregat y el de la situación de las construcciones afectadas por grietas inusuales concordaban bien. Realmente, el primero aviso de subsidencia del terreno lo había dado ya el acueducto del Vilar por el que la Acequia de Manresa cruza el valle del torrente de Soldevila; el acueducto medieval del Vilar, que había conducido el agua durante 5 siglos, empezó a rebosar por arriba durante la segunda mitad del siglo XX. La razón no podía ser otra que la subsidencia del terreno. Las medidas topográficas precisas en el barrio de La Estación empezaron en 1997, a cargo del Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña, y se siguen manteniendo. Entonces, el hundimiento se midió en -2,5 cm/año en el punto de subsidencia máxima en el entorno de la calle Comamala Poal, justo donde las casas se habían deteriorado más y, además, coincidiendo con la vertical del punto donde una galería de la mina Enrique había topado con una grandiosa cavidad natural. A pesar de las quejas de los vecinos y de la evidencia de la situación, el Ayuntamiento de Sallent, encabezado durante todos aquellos años por Jordi Moltó del partido Convergència Democràtica de Catalunya, mantuvo la calificación de suelo urbanizable y siguió concediendo nuevas licencias de construcción en el barrio de La Estación hasta el año 2000, cuando la Generalitat de Catalunya, actuando como administración superior, retiró la calificación de suelo urbanizable.
En 2004 comenzó la evacuación voluntaria del barrio. En 2009, después de haberse medido una aceleración de la velocidad de subsidencia en la vertical de la cavidad subterránea, la Generalitat decretó el desalojo forzoso del barrio de La Estación por riesgo de hundimientos. La gran mayoría de antiguos habitantes de La Estación, representados por el abogado Climent Fernàndez con despacho en Berga, cerraron un acuerdo de indemnización con la Generalitat y marcharon a otros domicilios. Actualmente (2024) las casas se han derribado y el espacio ha quedado limpio, ordenado y vacío, con las calles urbanizadas pero sin posibilidad de construcción. Sólo tres familias, desobedeciendo el orden de salida forzosa, mantienen sus casas en el barrio con riesgo por cuenta propia.
La Estación -tal y como muestran las imágenes de la galería- es ahora una área amable aunque desangelada, un parque poco utilizado por la ausencia de vecinos donde algunos niños aprovechan las calles vacías para aprender a montar en bicicleta y unos pocos paseantes alimentan la nostalgia de lo que había sido su barrio de juventud.
[fotos Jordi Badia]