Megachile centuncularis es una de tantas abejas «cortadoras de hojas». Este nombre popular se debe a que construyen las paredes de las celdas de cría con trocitos de hojas que pacientemente recortan con sus mandíbulas al tiempo que dejan unas marcas circulares características en los limbos foliares de plantas silvestres y de parques y jardines como rosales (Rosa sp.), lilos (Syringa vulgaris), madreselvas (Lonicera sp.) etc. Estas construcciones se realizan en el interior de un hueco presente en la madera muerta o en el tallo de una planta.
M. centuncularis es un megaquílido de tamaño medio, entre 11 y 12 mm de longitud. Las hembras tienen unas bandas terminales de pilosidad marrón amarillenta en los terguitos, que son anchas en los extremos pero que se estrechan progresivamente hasta quedar interrumpidas. En el metasoma, la escopa ventral es de color naranja amarillento intenso. Los machos son bastante parecidos a las hembras pero fáciles de distinguir porque carecen de dicha escopa. Ambos sexos visitan únicamente las inflorescencias de asteráceas (Asteraceae) y fabáceas (Fabaceae). En las fotos 2ª, 3ª y 4ª se ve a una hembra sobre una hierba cupido (Catananche caerulea), mientras que en la foto 1a se observa a un macho sobre un cártamo silvestre (Centaurea jacea).
M. centuncularis tiene dos generaciones a lo largo del año y los adultos se observan de mayo a septiembre. Como muchas otras abejas, puede ser parasitada por abejas cuco del género Coelioxys (Megachilidae). Vive en la región holártica, en hábitats abiertos como los lindes y claros forestales, zonas con plantas ruderales o pastos. En Europa está presente principalmente en su área occidental y central.
[fotos Xavier Adot]