La aristoloquia menor, pistoloquia o candil (Aristolochia pistolochia) es una curiosa planta herbácea que da nombre a la familia aristoloquiáceas, en su mayoría con distribución tropical. Su raíz gruesa se mantiene de una temporada a la siguiente. En primavera saca nuevos tallos en zigzag, débiles y algo trepadores. Toda la planta está cubierta por pelos cortos y erizados. En cada vértice del zigzag nace una hoja y una flor. Las hojas son enteras con limbo acorazonado ribeteado de un margen translúcido y denticulado, grueso y con nerviación reticulada con tendencia a ser palmada, y con un pecíolo de cerca de 1 cm. Las flores son una larga corola tubular sin cáliz, gruesa en la base y desigual en la boca. De ellas saldrá un fruto parecido a una pequeña calabaza o un meloncillo, de color verde con 6 líneas longitudinales de color más intenso.
Según cuenta Pius Font i Quer en su libro Plantas Medicinales, la aristoloquia menor recibe también en catalán los nombres de herba felera y herba de la marfuga, porqué había sido utilizada para tratar trastornos de la secreción biliar. En realidad se trata de una planta tóxica, de uso muy arriesgado y de venta prohibida. En cambio, de ella se alimenta en exclusiva la oruga de Zerynthia rumina, una mariposa delicadamente coloreada, que ha desarrollado mecanismos metabólicos para neutralizar la toxicidad de la aristoloquia.
La aristoloquia menor vive en romerales y pedregales. Es una planta mediterránea bien distribuida en la comarca de Bages, aunque poco abundante.
[fotos Jordi Badia]