Bryum argenteum es un musgo acrocárpico que crece en almohadillas densas sobre rocas calizas o directamente en el suelo en ambientes naturales y sobre tejados y canaleres, en las grietas que dejan las paredes y los pavimentos o sobre el cemento en ambientes urbanizados.
Las almohadillas están formadas por caulidios de 1,5-2,5 cm de altura dispuestos erguidos y densos, cubiertos por pequeños filidios imbricados, ovados y cóncavos, de alrededor de 0,5 mm, apiculados en la punta. Las células de la zona exterior del filidio no poseen clorofila, por lo que los filidios muestran un margen argénteo. El esporófito consta de una seta de unos 2,0-2,5 cm de altura, erecta hasta que en el extremo se curva para dejar la cápsula cabeza abajo como una campana. La cápsula es casi cilíndrica, de 2-3 mm de longitud, algo más ancha en la base que en la punta. Tanto la seta como la cápsula pasan de un verde amarillento inicial a un naranja ladrillo o de óxido a la madurez.
Bryum argenteum tolera bien la desecación, aunque muda el verde vivo por un gris apagado en estado seco. También es tolerante al aire contaminado de las ciudades. Además de su ciclo reproductivo sexual que conduce a la formación de esporas en el interior de la cápsula, Bryum argenteum se reproduce también de forma vegetativa mediante la dispersión al azar de fragmentos de la planta con minúsculos propágulos formados en la axila de los filidios, capaces de regenerar un nuevo ejemplar si encuentran condiciones propicias. Bryum argenteum es la especie más cosmopolita y conocida del género Bryum que da nombre a una familia, a un orden, a una clase y hasta a la división o fílum de los briófitos. Bryum argenteum es la especie de briófito por excelencia, además de ser un musgo delicado que embellece la ciudad.
En los mismos hábitats en los que vive B.argenteum puede encontrarse también B.capillare, con esporófito muy similar aunque con gametófito distinto, con los filidios largos y abiertos, no ovados ni imbricados.
[foto Montserrat Porta y Jordi Badia]