El cenizo o ceñiglo (Chenopodium album) es una hierba anual de la familia de las quenopodiáceas que mide de 0,2 a 2 m de alto. Es erecta y habitualmente más o menos ramificada, y tiene una raíz principal bastante robusta. Tiene los tallos estriados longitudinalmente y con bandas longitudinales alternadamente blanquecinas y verdes.
Sus hojas son ligeramente carnosas, están en disposición alterna, tienen pecíolo y son muy variables en lo que se refiere al limbo, que puede ser ovado-rombal, lanceolado o lineal-lanceolado. También puede ser a menudo grisáceo (ceniciento) y farináceo en el reverso (por la presencia de pelos), y más o menos irregularmente inciso-dentado o raramente subentero, y a menudo tiene tendencia a ser trilobulado. Las hojas y los tallos nuevos de la parte alta suelen ser farináceos (foto 1ª).
El nombre genérico Chenopodium, del griego chên, ‘oca’, y podion, ‘pie’, se refiere al hecho de que hay especies de este género con hojas que recuerdan el pie de una oca.
Sus pequeñas flores son verdosas, tienen 5 tépalos de 0,7-1 mm de largo poco soldados entre ellos, 5 estambres y un pistilo, y están agrupadas en panículas terminales más o menos farináceas. Normalmente se abren entre julio y diciembre, y son polinizadas por el viento.
Sus frutos son membranosos, están rodeados por los tépalos y contienen una única semilla circular, negra y reluciente, que mide 1,2-1,8 mm de diámetro.
Crece sobre tierras más o menos removidas y ricas en nitrógeno -cultivos, estercoleros, bordes de caminos, terraplenes…-, donde puede llegar a ser dominante. Es una planta de origen europeo que, dispersada por los humanos, se ha extendido por la mayor parte de las zonas de clima templado.
Las hojas del cenizo tienen un sabor que recuerda el de las espinacas (Spinacia oleracea, quenopodiáceas) y se pueden comer crudas o cocidas, pero, como las espinacas, contienen oxalatos solubles que no se tienen que ingerir en exceso, porque son perjudiciales para los riñones (los cálculos renales más frecuentes son de oxalato de calcio) y las articulaciones. Sus semillas también son comestibles, pero antes se tienen que cocer y tirar el líquido para eliminar las saponinas. Los indios de Norteamérica preparaban pinole, una papilla hecha de una mezcla de semillas trituradas y cocidas en agua entre las cuales había las de diversas especies del género Chenopodium.
[fotos Jordi Badia (1ª) y Florenci Vallès (2ª, 3ª, 4ª y 5ª)]