La chumbera o nopal (Opuntia maxima [= O. ficus-indica]) es el más conspicuo representante en la comarca de Bages de la exótica aunque bien conocida familia cactáceas de plantas suculentas y espinosas distribuidas por las tierras secas de América.
La chumbera es un extraño tipo de arbusto muy grande, que puede llegar a los 5 metros de altura, formado por tallos ensanchados en grandes cladodios carnosos de forma plana y elíptica de unos 40×20 cm, conocidos popularmente como palas, con paredes verdes fotosintéticas y repetidamente ramificados. En la práctica estos cladodios no tienen hojas porque éstas son minúsculas y efímeras; en cambio sí tienen dos tipos de espinas muy reales, unas espinas largas, robustas y punzantes que nacen de una aureola blanca y otras finas, difíciles de ver pero no de clavárselas, denominadas técnicamente en botánica gloquidios y repartidas por toda la superficie.
Las flores (foto 2ª) poseen un número alto e indeterminado de pétalos amarillos o naranjas y de estambres y un solo ovario con diversos estigmas. Su fruto, el higo chumbo, es una baya en forma de globo de unos 6-8cm, comestible si se tiene la habilidad de pelarla sin clavarse las espinas finas que la cubren (foto 4ª). Las palas tiernas también son comestibles fritas a tiras como si fueran patatas o se usan para la alimentación del ganado.
El nopal o chumbera es originario de Méjico y naturalizado por toda la cuenca mediterránea. Es una planta sensible al frío, por lo que en la comarca de Bages se encuentra en las pendientes más soleadas y calientes de lugares humanizados. La progresión en el Bages de plantas como la chumbera y el agave (Agave americana) demuestra que el cambio climático tiene consecuencias en el entorno, más allá de los registros meteorológicos.
[fotos Jordi Badia]
- Ver la cochinilla del carmín (Dactylopius coccus) que provoca una capa algodonosa sobre las palas y el decaimiento general del nopal hasta su muerte.