La cochinilla del carmín (Dactylopius coccus) es un insecto homóptero de la superfamilia Coccoidea, que parasita los nopales (Opuntia maxima [= O. ficus-indica]) creando una cobertura blanca entre polvorienta y algodonosa, muy aparente, y el progresivo decaimiento del nopal hasta su muerte.
Los individuos machos de la cochinilla del carmín son alados y poseen dos largos cercos en el extremo del abdomen, mientras que las hembras, más numerosas, no tienen alas ni cercos sino un cuerpo segmentado y rollizo, acorazado, do color grisáceo y con pilosidad blanca que hinchan a partir de la savia que succionan del nopal, como una parra sorbiendo la sangre de un mamífero. Las hembras se encuentran entre el algodón blanco que han segregado.
El cuerpo hinchado de las hembras está lleno de un líquido de color carmín intenso, como si fuera sangre, que recolectado y seco se utiliza como colorante natural en cosmética, principalmente en barras de labios, y en alimentación. El carmín natural se identifica en la legislación europea alimentaria como E-120. Actualmente ha sido sustituido en la mayoría de sus aplicaciones por el carmín sintético, cuya producción es más sencilla y económica. Antes de la colonización de América por los españoles, la civilización azteca ya usaba el carmín obtenido de las cochinillas del nopal.
La plaga de la cochinilla del carmín afecta a los nopales en Cataluña desde hace unos años. Muchos nopales de la vertiente de la montaña de Montjuic que mira hacia el mar, en Barcelona, han muerto a causa de la cochinilla. No parece posible erradicarla, con lo que los paisajes luminosos de la costa en los que el nopal es protagonista cambiarán radicalmente. La infección se ha expandido y se encuentra ya (2019) entre algunos nopales de la comarca de Bages. De América vinieron los nopales y de América vinieron los parásitos que con ellos terminan; en el camino de las invasiones por especies exóticas pueden haber muchas encrucijadas.
[fotos Jordi Badia]