El coprino de urraca (Coprinus picaceus [= Coprinopsis picacea]) es una seta cercana a la barbuda o matacandil (Coprinus comatus), más conocida y como ella con un sombrero campanulado, el pie blanco y las láminas delicuescentes, aunque de tamaño menor y con la cutícula brillante, estriada y de color castaño oscuro contrastado con los retales blancos que permanecen del velo.
A medida que la seta crece, el pie se alarga hasta alcanzar unos 15 cm, el margen del sombrero pasa de cerrado o convexo a abierto o cóncavo, es decir en forma de campana, el color de la cutícula se oscurece aún más y los restos blancos del velo que habían cubierto por completo el sombrero de la seta joven se van perdiendo. Aunque el cambio más notable tiene lugar en láminas, inicialmente blancas, que se oscurecen hasta el negro. El paso siguiente es la conversión de las láminas y de la carne del sombrero en una tinta negra que contiene las esporas maduras, empezando por el margen. Al final se mantiene el pie blanco y escamoso, sin anillos, esbelto y no exactamente cilíndrico sino algo más ancho por la base que por arriba, mientras que el sombrero no es más que una masa informe de tinta.
El fenómeno de transformación espontánea de sólido a líquido se conoce con el nombre de delicuescencia. Se aplica por igual a un mineral delicuescente como la carnalita, como a una seta delicuescente como el coprino de urraca.
El nombre de coprino de urraca deriva del contraste entre blanco y negro del sombrero, como el plumaje de una urraca (Pica pica).
El coprino de urraca aparece en otoño formando grupitos en el suelo de bosques caducifolios donde haya madera y hojarasca en descomposición. No crece sobre el estiércol, no se trata de un hongo coprófilo como su nombre de género Coprinus indica, sino que vive como saprófito de madera muerta. No es comestible.
[fotos Montserrat Porta (1ª y 2ª) y Marta Queralt López Savans (3ª)]