La (Globularia alypum) es una mata que crece en los matorrales soleados, incluso en suelos empobrecidos o con cárcavas de erosión.
Las hojas de la coronilla de fraile son perennes y en disposición esparcida, simples, de forma lanceolada de 2-3 cm de longitud, con margen entero, normalmente más anchas en su mitad distal, atenuadas hacia el corto pecíolo y acabadas en punta aguda, glaucas y de consistencia coriácea como cabe esperar de los secanos donde vive. Florece muy pronto, a finales de invierno, en capítulos elegantes de flores azules dispuestos en lo alto de los tallos. Los capítulos están protegidos en la base por brácteas, las más externas anchas, escariosas y de color castaño, y las internas estrechas, herbáceas y verdes. A pesar de los capítulos, la coronilla de fraile pertenece a la familia de las Plantagináceas, no a la de las Compuestas; hay que fijarse en la morfología de las flores para darse cuenta. Las flores tienen un cáliz acabado en 5 dientes largos y ciliados y una corola de color azul violáceo recortada en 2 labios muy desiguales: un labio superior minúsculo acabado en 2 dientecillos que queda escondido dentro del cáliz, y un labio inferior terminado en 3 dientes que se podría confundir con la lígula de una flor de planta de la familia Compuestas. En el centro de la flor despuntan 4 estambres y un estilo.
La coronilla de fraile es una planta termófila con distribución mediterránea.
La coronilla de fraile se utiliza en numerosas aplicaciones medicinales, sus propiedades más reconocidas son las de purgante y antirreumática.
[fotos Elena Sixto (1ª), Jordi Badia (2ª y 3ª) y Florenci Vallès (4ª)]
- Ver el artículo La primera florida, en catalán, de Jordi Badia.
- Flora de Bages – Herbario de P. Font Quer.