Erophila verna es una hierba de la familia crucíferas muy diminuta, de unos 15 cm de altura a lo sumo, efímera más que anual. Completa el ciclo vital rápidamente a principios de temporada en los rellanos y claros con suelo escaso, allá donde las plantas vivaces difícilmente pueden enraizar. En los lugares donde prospera suele ser abundante, a menudo acompañada de otras crucíferas anuales del mismo porte como Hornungia petraea y Clypeola jonthlaspi, aunque uno debe agacharse y poner atención para observar esta planta tan pequeña.
Erophila verna agrupa todas sus hojas, oblongas, de unos 1,5 cm de longitud, con algunos pelos largos y el margen irregularmente dentado, en una roseta anclada por una raíz débil en el suelo aún húmedo y esponjoso. El tallo grácil se ramifica solo en la parte alta, en la que se abren unas cuantas flores con 4 pétalos bífidos de color blanco. El fruto es una silícula plana de contorno elíptico, de hasta 1 cm y color verde, aunque al secarse puede mostrar el septo translúcido si las valvas ya se han perdido.
Erophila verna es una planta muy común en los prados de pequeñas plantas anuales, donde puede conseguir poblaciones numerosas a inicios de temporada. Los rellanos rocosos en el área del Montcau y los techos de las barracas de viña, especialmente si son sombreados, son lugares apropiados en los que buscar la diminuta Erophila verna entre los meses de enero y mayo.
[fotos Efrem Batriu (1ª) y Jordi Badia (2ª, 3ª y 4ª)]