


La platanaria o esparganio (Sparganium erectum) es un helófito, una hierba robusta que enraíza en el agua y levanta tallos altos por encima de la superficie. La platanaria recuerda a una enea (Typha domingensis, T.latifolia) o a un lirio amarillo (Iris pseudacorus) por su porte vegetativo, pero sus inflorescencias en glomérulo indican que se trata de una planta muy distinta que se clasifica en su propia familia de las esparganiáceas.
La platanaria forma abanicos de hojas basales rígidas, erectas y de forma lanceolada de unos 50 cm de longitud por 2 cm de ancho, con el nervio central sobresaliente por el reverso como la quilla de un barco. Su color es verde intenso con matiz amarillo, no azulado. Entre las hojas basales nacen tallos que se quedan más bajos. Los tallos llevan en disposición alterna hojas caulinares vaginantes, menores y menos rígidas que las basales, en cuya axila nacen espigas de glomérulos florales. Hay dos tipos de glomérulos: en la parte basal de la espiga los glomérulos son grandes, de unos 15 mm de diámetro, y están constituidos por flores femeninas, mientras que los de la parte distal son menores, más numerosos, y llevan las flores masculinas. Estos glomérulos se disponen sésiles o casi, separados por tramos nudos en zigzag y progresivamente más cortos del raquis de la espiga. Los glomérulos femeninos son verdes por el color de los ovarios que se convertirán en pequeños frutos en aquenio; en cambio, los glomérulos masculinos fértiles son blancos por el color del filamento de los estambres. En el interior del suelo empapado, la platanaria mantiene rizomas que le aseguran la supervivencia durante el invierno.
La platanaria vive a orillas de ríos, arroyos y estanques de agua limpia. En la Cataluña central, la platanaria es un helófito mucho menos frecuente que el carrizo (Phragmites australis) y que las eneas, y que, por ahora, hemos observado a orillas del río Llobregat.
[fotos Jordi Badia (1ª y 2ª) y Florenci Vallès (3ª)]