La guija tuberosa (Lathyrus tuberosus) es una hierba trepadora de la familia Papilionáceas que asegura su supervivencia de una temporada a la siguiente mediante grandes tubérculos, como patatas, intercalados en sus rizomas.
La parte aérea de la planta alcanza alrededor de medio metro con sus tallos débiles ayudados por soportes adicionales que los zarcillos consiguen. Esta parte aérea es verde y glabra, exceptuando las flores púrpuras y las legumbres maduras. Las hojas tienen un solo par de folíolos ovados u oblongos de unos 20-35 cm de longitud, enteros, a veces con un minúsculo mucroncillo muy fino en el ápice, un zarcillo terminal simple o ramificado y un par de estípulas pequeñas y lineales en la base. El limbo de las hojas es grueso y glauco, con un nervio central y una red anastomosada de nervios secundarios irregulares. Este patrón de nerviación diferencia Lathyrus tuberosus de otras especies de su mismo género, como la vistosa arveja silvestre (L.latifolius) cuyas hojas tienen nervios paralelos, sin tener que desenterrar los tubérculos.
La guija tuberosa destaca en julio por su espectacular floración, un racimo unilateral de 2-5 flores de color púrpura con un estandarte o pétalo superior muy grande, parecidas a las de la arveja silvestre.
La guija tuberosa vive en campos abandonados recientemente, en los que la sucesión ha iniciado su camino hacia un prado. Es una planta considerada rara en Cataluña, que no aparece a la Flora del Bages de Pius Font i Quer del año 1914 y que probablemente esté en expansión. Hemos encontrado a la guija tuberosa en un campo abandonado en la sierra de Montlleó (Manresa), de donde proviene la imagen.
[foto Jordi Badia]