El heno blanco (Holcus lanatus) es una gramínea perenne y cespitosa de alrededor de 60-80 cm de altura que crece junto a arroyos y acequias. El heno blanco se identifica a primera vista por dos características que la separan de otras gramíneas: su panícula violácea y las hojas aterciopeladas, de tacto suave.
El heno blanco tiene color claro por la pilosidad, más densa en las vainas foliares y las hojas que en los tallos, las ramitas de la panícula y las glumas. Las hojas miden unos 15 cm de longitud por 1 cm de ancho, tienen una lígula escariosa y truncada, y destacan por su suavidad sorprendente en una gramínea.
La panícula, de unos 15 cm de altura, se desarrolla a finales de primavera. Inicialmente la panícula está contraída, pero progresivamente los pedicelos van abriéndose de arriba abajo hasta que la panícula termina en forma piramidal de anchura mitad que la altura. La panícula combina con elegancia los colores blanco y violáceo. Sus ramitas se ramifican repetidamente para sostener espículas pequeñas, de unos 4 mm. Las espículas están formadas por sólo 2 flores, la inferior hermafrodita y la superior masculina. La flor superior masculina tiene una minúscula arista subapical, muy fina y uncinada que no asoma de la gluma de la espícula.
El heno blanco vive en suelos húmedos. Es una planta distribuida extensamente en los prados húmedos por toda Europa. En las comarcas de Bages y Moianès, el heno blanco es una planta de los humedales en las orillas de los arroyos.
[fotos Jordi Badia]