La hierba carmín, fitolaca o uvas de América (Phytolacca americana) es una hierba o semi-arbusto exuberante llegada de Norteamérica y en expansión en los zarzales y bosques ribereños. Sus tallos son gruesos aunque poco lignificados, verdes cuando son jóvenes y púrpuras, del color del vino tinto, cuando envejecen. Las hojas se disponen alternas, tienen limbo ovato-lanceolado de hasta 20 cm con el margen entero, son agudas en la punta y algo recurrentes hacia el pecíolo y presentan los nervios secundarios arqueados. A menudo se observa una alternancia entre hojas grandes y pequeñas, como en el caso de la belladona (Atropa belladona), y como en la belladona también la hierba carmín es una planta muy tóxica. Avanzada la primavera, la hierba carmín forma racimos de flores, cada una compuesta de 5 tépalos redondeados, blancos o verdosos, 10 estambres también blancos y un ovario verde central como una pequeña calabaza constituida por 10 carpelos. El fruto es una baya que en su maduración pasa del verde al negro azulado, muy tóxica para los humanos y para el ganado, que destaca junto con el raquis del racimo que, a su vez, ha pasado al púrpura o carmín.
La hierba carmín está emparentada con la bellasombra (Phytolacca dioica), un árbol de los jardines de lugares con inviernos suaves que destaca por su tronco prodigioso.
La hierba carmín es una especie invasora, particularmente rechazada por su toxicidad. En la comarca de Bages es frecuente en las orillas del río Cardener en su paso por la capital Manresa.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª, 3ª y 4ª) y Montserrat Porta (5ª)]