La hierba de fuego o sardonia (Ranunculus sceleratus) es un ranúnculo anual que crece en charcas poco profundas y suelos permanentemente inundados.
Posee dos tipos extremos de hojas, las basales grandes, con pecíolo largo y limbo palmado en 3-5 lóbulos profundos, y las altas pequeñas, sésiles y constituidas por un solo lóbulo alargado; entre los tipos extremos se encuentra la gradación completa de tamaños y formas. Las flores son pequeñas, con 5 sépalos pubescentes que al poco tiempo se vuelven reflejos, 5 pétalos amarillos, cortos, intercalados entre los sépalos y como ellos con tendencia a quedar reflejos, numerosos estambres y, en el centro, un cono con múltiples carpelos que se convertirán en núculas ordenadas como escamas en una piña (foto 4ª).
El nombre popular hierba de fuego avisa ya de la sensación que deja esta hierba si entra en la boca. Efectivamente, Ranunculus sceleratus es una de las hierbas más tóxicas, o la que más, entre la extensa familia ranunculáceas de plantas todas ellas tóxicas. No queda claro si el nombre sardonia relaciona con la isla de Cerdeña, donde puede ser frecuente, o con la risa sardónica -es decir falsa, forzada- por la contracción inevitable de la musculatura si se acerca esta planta a la boca.
La hierba de fuego es una planta muy rara en la comarca de Bages. Pius Font i Quer, en la Flora del Bages, cita una sola localidad a orillas del río Cardener entre Manresa y Sant Joan de Vilatorrada y excepcionalmente incluye la fecha del descubrimiento, el 18.04.1910, que sin duda debió complacerle. Desde primavera de 2014, la hierba de fuego se encuentra en el humedal de la Bòbila, en Santpedor, donde llegó por su cuenta y de donde proceden las imágenes. En tiempos recientes, también Pere Aymerich en la orilla del Cardener en Cardona y Arnau Mercadé en el arroyo de Golarda -en el sur de la comarca de Moianès- han encontrado la bella, enigmática y peligrosa hierba de fuego.
[fotos Montserrat Porta y Jordi Badia]