La lámpsana (Lapsana communis) es una hierba anual alta y grácil de la familia Compuestas, propia de ambientes frescos y húmedos.
La planta por entero, salvo las flores, muestra un verde intenso. Les fulles son delgadas y delicadas, con limbo compuesto imparipinnado con el lóbulo terminal desproporcionadamente mayor que los laterales que pueden quedar reducidos a un ala a cada lado del nervio central o faltar completamente en las hojas superiores menores. Los márgenes de los lóbulos o folíolos están a su vez lobulados en formas poco profundas, entre cóncavas y poligonales. El tallo y las hojas son pilosos en la parte baja de la planta, aunque la pilosidad se reduce en la parte alta donde se encuentran los capítulos. Los tallos de la lámpsana terminan en un corimbo elegante de capítulos alzados por pedúnculos finos, poco arqueados. Los capítulos son estrechos, protegidos por 2 series de brácteas verdes con un margen claro: unas largas y evidentes y, en la parte baja y por el exterior, una segunda serie de brácteas cortas. Las flores son amarillas, todas liguladas. El fruto es un aquenio alargado como un minúsculo plátano de 3-4 mm con las paredes estriadas longitudinalmente, sin ningún vilano ni apéndice para la dispersión.
La lámpsana vive cerca de arroyos y puntos de agua, en lugares frescos.
Tradicionalmente, se atribuye a la lámpsana la propiedad de curar las grietas en los pezones de las madres que amamantan, por este motivo también se la conoce como hierba de los pezones.
La lámpsana era una planta tradicionalmente conocida; en cambio, actualmente solo es identificada por fanáticos de la botánica. Es difícil saber el estado de las poblaciones de plantas anuales, aunque tememos la regresión de la lámpsana en la comarca de Bages a causa del calentamiento global y de las largas temporadas de pluviosidad escasa de las últimas décadas.
[fotos Jordi Badia]