La menta de agua (Mentha aquatica) vive en los suelos empapados de las orillas de los arroyos. Se trata de una hierba perenne con tallos cuadrangulares, a menudo rojizos, pilosos, que se levanta hasta poco más de medio metro. Sus hojas abundantes nacen por pares opuestos. Poseen un pecíolo corto y un limbo ovado de unos 5×3 cm, con margen dentado y piloso. Las flores se agrupan en un gran glomérulo terminal, globoso; además pueden existir verticilastros menores en las axilas de las hojas inmediatamente debajo. La menta de agua florece avanzado el verano; destaca entonces por el rosa luminoso de sus flores. Estas flores tienen un cáliz tubular con cinco dientes agudos, una corola rosada abierta en cinco lóbulos poco desiguales, muy pilosa en el exterior y algo en el interior, cuatro estambres con filamentos largos, del mismo tono que la corola de la que asoman, y anteras rosas que con el tiempo oscurecerán a naranja y un único estilo largo con su estigma bifurcado.
Las hojas de la menta de agua son muy olorosas. La Mentha piperita cultivada es un híbrido obtenido entre M.viridis , que no vive espontáneamente en la comarca de Bages, y M.aquatica , la menta de agua. En ambientes húmedos en la comarca de Bages pueden encontrarse asimismo el mentastro (M.suaveolens) y la menta silvestre (M.longifolia). Ambas se diferencian de la menta de agua por sus hojas sésiles las del mentastro redondeadas, las de la menta silvestre alargadas- y por sus inflorescencias terminales largas y estrechas.
[fotos Jordi Badia]