El roble albar (Quercus petraea [= Q.sessiliflora]) es un roble que se distingue por sus hojas relativamente grandes, con peciolo de longitud superior a los 15 mm y limbo de contorno obovado -con la anchura máxima en su mitad distal-, la base en forma de cuña y 5-8 lóbulos en cada lado, relativamente blando y con la cara inferior inicialmente con pelos estrellados muy cortos y en pleno verano casi glabro, con sólo unos pocos pelos en las axilas entre los nervios. En contraste, el roble pubescente (Q.pubescens), la especie de roble por antonomasia en las comarcas de Bages y Moianès, tiene las hojas más pequeñas, con menos lóbulos, con el pecíolo más corto y pilosas en el envés. Las bellotas del roble de hoja grande prácticamente no tienen pedúnculo, son sésiles como indica el adjetivo específico sessiliflora; este carácter permite distinguirlo claramente del roble carballo (Q.robur) que tiene varias bellotas en un pedúnculo común.
El roble albar puede llegar a ser un árbol portentoso, con 30 metros de altura y una copa imponente.
El roble albar prefiere terrenos silíceos. En Cataluña se distribuye por las comarcas lluviosas y montanas del Pirineo y desciende por las cordilleras litoral y prelitoral alcanzando las sierras de Sant Llorenç del Munt, donde penetra en la comarca de Bages, y más al sur hasta la sierra de Prades. No hemos localizado poblaciones de albar en las comarcas de Bages y Moianès fuera de la sierra de Sant Llorenç del Munt, donde vive exclusivamente en las umbrías de la parte más alta, sobre sustrato de conglomerado con suelo descarbonatado por la lluvia y la escorrentía. El robledal de roble albar más extenso y bien constituido en el parque natural de Sant Llorenç del Munt i serra de L’Obac ocupa el Sot de Les Teixoneres, en el término municipal de Mura.
En las áreas de contacto entre poblaciones de roble albar y roble pubescente, como es el caso la sierra de Sant Llorenç del Munt, son frecuentes los ejemplares de roble con caracteres intermedios entre las dos especies, de adscripción incierta.
En la imagen 1ª, la primavera viste de un verde delicado el robledal de roble albar (Quercus petraea) de Les Teixoneres. Se aprecia el margen profundamente lobulado de las hojas del vástago de roble albar en primer término y la nueva cúpula de hojas recién nacidas que matizan la luz en el interior del bosque. En la imagen 2ª, en el mismo robledal, el otoño pinta de ocre y amarillo las hojas de los robles.
[fotos Florenci Vallès (1ª), Jordi Badia (2ª y 4ª) y Marta Queralt López Salvans (3ª)]