El salado blanco (Atriplex halimus) es un arbusto con aspecto gris plata, de hasta 2 metros de altura, perteneciente a la familia quenopodiáceas. Sus tallos son angulosos y las hojas enteras, gruesas, de contorno vagamente triangular o rombal de unos 3×2 cm con los ángulos redondeados. Estas hojas grises excretan sal cuando el arbusto crece en terreno salino. Pueden comerse crudas como ensalada o hervidas como las hojas de acelgas o de espinacas, aunque a menudo son demasiado saladas. Las flores, como las de las demás quenopodiáceas, son simples, pequeñas y poco vistosas. Se agrupan en glomérulos en lo alto de los tallos, donde no alcanzan ya las hojas. El salado blanco es una especie monoica, es decir con flores masculinas y femeninas separadas en un mismo pie. Cada flor está encerrada dentro de un par de brácteas ovales, de unos pocos milímetros, que como un sobre protegen los órganos fértiles. Las masculinas contienen 5 estambres, las femeninas un solo ovario.
El salado blanco vive en terrenos salinos o nitrogenados, donde puede conseguir poblaciones casi monoespecíficas. En la comarca de Bages, vive en la montaña de sal de Cardona, donde es muy abundante (foto 1ª), en los alrededores de la escombrera salina de Suria y también en la solana de Puigcardener, en Manresa. El salado blanco es un arbusto de una extrema resistencia a las condiciones adversas de suelo salino o contaminado, a la insolación y a la sequía; por estos motivos puede utilizarse en márgenes y medianas de carreteras en áreas secas. Su área de distribución incluye el desierto del Sáhara.
El pequeño escarabajo coccinélido Bulaea lividula, observado en la montaña de sal de Cardona, se alimenta de salado blanco casi en exclusiva.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª, 3ª y 4ª) y Marta Queralt López Salvans (5ª)]
- Ver el artículo «Les plantes halòfites dels sòls salats del Bages«, en catalán, de Jordi Badia.