La siempreniña (Erinus alpinus) es una planta que se clasifica actualmente en la familia plantagináceas aunque tradicionalmente se encontraba en la de las escrofulariáceas, casi por completo herbácea, pequeña aunque vivaz, que enraíza en las fisuras de las rocas calizas. Sus hojas son obovadas -es decir con anchura mayor en su mitad distal- con margen festoneado, suaves y con numerosos pelos largos. Los tallos, igualmente pilosos, se elevan unos 10 ó 15 cm desde la roseta basal, culminando en un racimo de flores primero denso, después laxo a medida que el tallo se alarga. Estas flores constan de 5 pétalos de color rosa intenso, soldados entre ellos, bilobados y desiguales, los 2 que se dirigen arriba más juntos y estrechos, los 3 restantes mayores. La delicada belleza de la siempreniña en flor destaca aún más por el contraste con la rudeza de la roca de donde surge.
La siempreniña es una especie distribuída por las montañas calcáreas y de conglomerado del oeste del área mediterránea; se la encuentra en los Alpes, en la cordillera Cantábrica, en los Pirineos, en el Montsec en el Prepirineo, en las sierras valencianas más altas y en la sierra de Tramuntana en Mallorca. En la comarca de Bages mantiene una sola localidad conocida: Montserrat. La siempreniña es una de las especies que justifican la consideración de Montserrat como santuario de la flora rupícola, además de santuario religioso.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª i 3ª) i Marta Queralt López Salvans (4ª)]