El tejón (Meles meles) es un animal prudente, de costumbres crepusculares y nocturnas, que pasa el día escondido en la tejonera dónde vive normalmente en grupos familiares. Las tejoneras llegan a ser excavaciones notables, constituidas por un entramado de galerías con una cámara principal. El hábitat del tejón es variado, con preferencia por los bosques con cultivos próximos y con un único requisito: la existencia de taludes de tierra en lugares escondidos y tranquilos donde poder excavar la madriguera (foto 3ª). No es frecuente observar al tejón. En cambio, sí que pueden verse con relativa facilidad las entradas o los montones de tierra alrededor de la tejonera o sus características huellas alargadas y con la marca de cinco uñas, cuatro de ellas alineadas delante, tal como muestran las imágenes 4ª y 5ª.
El tejón deposita los excrementos (foto 6ª) en un hoyo que previamente ha excavado con sus fuertes zarpas, pero, a diferencia de lo que hacen los gatos, después no los tapa con tierra. No creemos que esta manera de actuar, dejando el trabajo a medias, represente ninguna ventaja para el animal, pero quizás es la reminiscencia de un pasado evolutivo en qué sí que tapaba los excrementos para pasar más desapercibido. En la deposición de la foto, hallada en Manresa, se puede ver un hueso de ciruela (a la izquierda y separada de la masa principal).
Aunque pertenezca al orden de los carnívoros, el tejón es un mamífero omnívoro que tiene un papel importante en la dispersión de semillas que forman parte de frutos carnosos.
[fotos Florenci Vallès (2ª, 4ª y 6ª) y Jordi Badia (1ª, 3ª y 5ª)]