El tomillo blanco (Artemisia gallica [= Artemisia caerulescens ssp.gallica]) es una mata de tono gris cenizo, tomentosa, propia de los suelos salinos de las llanuras interiores y del litoral. Pertenece a la familia compuestas, aunque hay que observar detenidamente sus minúsculos capítulos para apreciarlo. En cambio, evidencia su pertenencia a las compuestas mediante el olor típico de Artemisia, agradable, similar al de la manzanilla (Matricaria recutita) o al del abrótano hembra (Santolina chamaecyparissus) que desprenden sus hojas grises. Estas hojas son compuestas pinnadas, terminadas en segmentos planos de solo 0,5 mm de anchura; de algunos centímetros de longitud las basales y progresivamente menores hasta quedar reducidas a simples y de unos pocos milímetros las situadas en alto. Los capítulos esféricos, de unos 2 mm de diámetro y envueltos en brácteas, aparecen en otoño en la parte alta de los tallos.
No hay que confundir el tomillo blanco con la escobilla parda (Artemisia campestris), similar aunque más alta, glabra, con hojas de un verde intenso y tallos rojizos, ni con Artemisia herba-alba de hojas aún menores.
El tomillo blanco tiene una sola localidad conocida desde hace años en la comarca de Bages: la montaña de sal de Cardona, el área salina por excelencia.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª y 3ª) y Marta Queralt López Salvans (4ª)]
- Ver el artículo «Les plantes halòfites dels sòls salats del Bages«, en catalán, de Jordi Badia.