La violeta rupestre (Viola rupestris) es la especie de violeta silvestre de menor tamaño entre las que se encuentran espontáneas en la comarca de Bages, a pesar de ser una planta perenne. La planta entera no sobrepasa los 10 cm, no forma estolones como otras violetas , aunque sí ramificaciones.
En la comarca de Bages, la violeta rupestre alcanza el máximo de floración en la segunda quincena de abril. Entonces destaca por ser una planta pequeña con hojas y flores de tamaño parecido, unos 15 mm. Las flores son como las de otras especies de violeta, con una corola de color violeta de simetría bilateral con un espolón en la base y abierta en 5 pétalos ovados, 2 dirigidos arriba y 3 abajo. Los 5 sépalos son verdes y estrechos, con la punta aguda y una orejuela redondeada en la base que sigue por debajo del punto de inserción. Mientras que la forma y el tamaño de las flores de la violeta rupestre corresponden con las de las otras especies de violetas silvestres, su parte vegetativa es muy pequeña, con lo que toma el aspecto de una planta enana como las plantas propias del piso alpino en los Pirineos. Las hojas tienen pecíolo de un máximo de 35 mm y limbo cordiforme de 15-20 mm, muy poco más largo que ancho, con el margen finamente crenado. En el punto de inicio de las hojas se encuentran estípulas de contorno lanceolado con márgenes dentados o fimbriados (foto 4ª), parecidas a las de Viola sylvestris, la especie a la que más se acerca.
La violeta rupestre no es una planta claramente rupícola como su nombre indica, sino una planta de terrenos rocosos y sombreados, rústica, que soporta condiciones poco favorables. La violeta rupestre es una planta rara en la comarca de Bages, aunque podría haber pasado muy desapercibida por confusión con otras especies del género Viola.
[fotos Jordi Badia (1ª y 2ª) y Florenci Vallès (3ª y 4ª)]