El conejo (Oryctolagus cuniculus) tiene en los prados de junquillo falso uno de sus pastizales predilectos.
Los conejos tienen por costumbre depositar sus excrementos, en forma de bola seca de unos 5 mm de diámetro, en puntos concretos. En estas letrinas de conejo, muy visibles, se acumulan los excrementos (foto 3ª).
La imagen 4ª muestra a un conejo enfermo de mixomatosis, ya ciego, con la cabeza hinchada y movilidad muy reducida, fotografiado en Les Marcetes (Manresa) en noviembre de 2021. La pandemia está aquí.
La mixomatosis es una enfermedad vírica, introducida voluntariamente en Francia en el año 1958 con el objetivo de reducir la población de conejos y que no tardó en cruzar hacia la península Ibérica. La mixomatosis afecta de forma muy grave, casi siempre mortal, a los conejos, tanto aquellos silvestres como aquellos criados en granjas, y en los últimos años se ha detectado una ola de mixomatosis también en liebres (Lepus timidus). El virus ocasiona inflamación grave de las mucosas, en particular de la conjuntiva ocular que suele conducir a la ceguera, hinchazón en la cabeza y en los genitales, fiebre, hemorragias internas y finalmente la muerte. El virus, y con él la pandemia, se transmite por insectos hematófagos como pulgas y mosquitos.
La caída en picado de las poblaciones de conejo en prácticamente la península Ibérica por completo debido a la mixomatosis alteró la cadena trófica, afectando a depredadores como el búho real, el águila, el zorro y el lince allí donde se mantenía.
La mixomatosis es una enfermedad de declaración obligatoria en las explotaciones ganaderas de conejos.
[fotos Jordi Morató (1ª), Oriol Oms (2ª), Jordi Badia (3ª) y Florenci Vallès (4ª)]