En abril, las inflorescencias masculinas del pino carrasco (Pinus halepensis) liberan el polen al viento. El pino carrasco produce polen en cantidades desmesuradas; solo hay que sacudir una rama cuando las inflorescencias masculinas están maduras para formar una nube de polvo amarillo, de polen de pino carrasco. A escala mucho mayor, las ventoleras levantan auténticas nubes amarillas de polen que enturbian el paisaje -como la que muestra la imagen de Collbaix y Sant Joan de Vilatorrada- al pasar sobre pinares de pino de carrasco.
Solo una proporción ínfima del polen dispersado alcanzará su destino: las flores femeninas de las piñas incipientes. La immensa mayoría de los granos de polen de pino carrasco acabará depositada en el suelo o en charcos en los que dejará un cerco amarillo por rastro cuando se sequen.
[foto Elena Colell]