En octubre de 1980, la comarca sufrió el primero de los grandes espantos cuyo recuerdo permanece grabado a fuego en la memoria y en el paisaje. Un mal día ventoso, el incendio iniciado en Castellar (Aguilar de Segarra) cabalgó por las sierras arrasando bosques hasta presentarse a las puertas de Manresa y de Sant Salvador de Guardiola, dejando a su paso más de 5.000 Has quemadas. La solana de La Melera, en el municipio de Sant Salvador de Guardiola, se incluye en esta extensa área quemada.
Transcurridos 41 años después del incendio, el pino carrasco ha recolonizado la solana de La Melera en un bosque monotemático y homogéneo de pinos carrascos apretujados, delgados y largiruchos. No cabe esperar que la estructura de este bosque cambie a medio plazo ni que se establezca una sucesión hacia el encinar, a menos que se actúe en él para aclararlo o que sufra nuevas perturbaciones.
[foto Jordi Badia]
Ver un caso idéntico en la umbría de Talló (Castellgalí), a los 35 años del incendio.