El regaliz (Glycyrrhiza glabra) es una hierba de la familia Papilionáceas que alcanza un metro de altura, perenne y que cada año renueva toda su parte aérea. La planta de regaliz es conocida por sus rizomas dulces, el regaliz propiamente dicho, que se mastican directamente o cuyos principios activos se concentran en extractos.
En primavera, el regaliz saca tallos y hojas nuevos. Los tallos son estriados y duros. Las hojas son compuestas imparipinnadas con 4-8 pares de folíolos elípticos más el terminal, de tamaño similar y con el margen entero. En estas hojas destaca la ausencia de lígulas y su tacto pegajoso. Si la planta crece en un lugar soleado, en las axilas de las hojas se forman racimos de flores mitad azules mitad blancas que no suelen superar la longitud de la hoja correspondiente. Las legumbres contendrán de 2 a 4 semillas.
La raíz principal pronto se ramifica en uno o más rizomas que serpentean en horizontal a poca profundidad y de los que, en algún punto, nacerán nuevos tallos aéreos. El gran desarrollo de la parte subterránea de la planta asegura su supervivencia de un año a otro.
Las raíces y rizomas son las partes buscadas y utilizadas del regaliz; se excavan y recogen en invierno, aunque cabe decir que esta explotación ocasiona un perjuicio notable a la planta y que la recolección abusiva de rizomas puede eliminarla por completo. Las raíces de regaliz contienen ácido glicirrético, de gusto dulce y con propiedad cicatrizante bien demostrada, además de sacarosa, glucosa y otros glúcidos combinados con el punto que proporciona el característico gusto del regaliz. El regaliz negro como golosina es un extracto de la raíz de regaliz.
El regaliz era una planta habitual cerca de las casas de campo que se conservaba para masticar sus raíces. Gracias a su potente sistema radicular, el regaliz se mantiene en un mismo lugar durante años. No es raro observar regaliz en lugares humanizados, aunque actualmente solo los ciudadanos con raíces rurales aciertan a prever las raíces de regaliz bajo los tallos y hojas. En las comarcas de Bages y de Moianès, el regaliz no es considerado una planta espontánea; dejemos tiempo al tiempo.
[fotos Jordi Badia]