El guillomo (Amelanchier ovalis) es un arbusto caducifolio de la familia Rosáceas que se encuentra en robledales y lugares rocosos calizos, preferentemente en vertientes umbrías. Alcanza 2 o 3 metros de altura. Las ramillas, el reverso de las hojas y los pedúnculos florales inicialmente son tomentosos, pero enseguida pierden la pilosidad hasta quedar glabros y relucientes. Las ramillas pueden mostrar un tono caoba brillante que recuerda aquellas del cerezo. Las hojas tienen el pecíolo relativamente largo y el limbo ovado, elíptico u obovado de 2-5 cm de longitud, poco más largo que ancho, con la punta redondeada y el margen finamente serrado. Los nervios secundarios son numerosos y paralelos.
En plena primavera, después de haber sacado las hojas nuevas, el guillomo florece profusamente en ramilletes de 3-8 flores blancas. Los pedúnculos florales son largos. Las flores son pentámeras, parecidas a las de los frutales pero con pétalos largos y estrechos. El fruto es un pomo esférico de 5-8 mm de diámetro que transita por los colores verde y rojo para finalizar en un violeta negruzco. En el polo opuesto al pedúnculo, el fruto mantiene una corona formada por los 5 sépalos; se trata del fruto de un ovario ínfero.
En otoño las hojas del guillomo viran a un amarillo elegante, a veces anaranjado, antes de caer.
El guillomo es un arbusto frecuente en las comarcas de Bages y Moianès, especialmente en el macizo de Montserrat.
[fotos Jordi Badia (1ª, 2ª y 4ª) y Marta Queralt López Salvans (3ª)]