La pulicaria (Pulicaria dysenterica) es una hierba perenne de la familia compuestas que crece en las orillas del agua, en suelos muy húmedos. Supera poco el medio metro de altura, aunque destaca por sus colores rotundos contrastados, verde en los tallos y hojas, amarillo en los capítulos. Se extiende mediante rizomas subterráneos que le permiten también sacar retoños nuevos cada año. Los tallos son pilosos y llenos de hojas que se alternan para abrazarlos. Estas hojas son por tanto sésiles, auriculadas en la base, ovadas de unos 5 cm de longitud con los márgenes irregulares y gruesas, con aspecto abollado. Avanzado el verano, cuando la vida se concentra alrededor de los arroyos, espléndida florece allí la pulicaria. Saca capítulos amarillos de unos 2 cm de diámetro soportados por pedúnculos gruesos, con flores tubulares en el centro y liguladas en el margen. Las lígulas son estrechas, en forma de rectángulo terminado en 3 dientecillos.
La pulicaria es una hierba distribuida extensamente en Europa. En la comarca de Bages vive en juncales y orillas de acequias y arroyos.
El nombre científico Pulicaria dysenterica alude a su uso para combatir la disentería o diarrea, no para ocasionarla. La tradición medicinal atribuye a las infusiones de pulicaria, administradas generosamente y sin azúcar, la propiedad de remediar la diarrea.
[fotos Jordi Badia]