La reseda silvestre (Reseda phyteuma) es una hierba anual de aproximadamente un palmo de altura que se reconoce a primera vista tanto por sus pétalos blancos laciniados a la floración, como por sus frutos hinchados y colgantes –en catalán pebrots de ruc– a la madurez.
La reseda silvestre tiene un tallo con hojas esparcidas, sin pecíolo, de limbo atenuado hacia la base, entero o con dos lóbulos laterales grandes. Pronto los tallos dejan de ser hojosos para convertirse en un racimo simple de flores. La inflorescencia recuerda aquella de las plantas de la familia crucíferas, pero la morfología de las floras de las resedáceas es muy distinta. Las flores de la reseda silvestre constan de 6 sépalos estrechos vueltos hacia fuera, 6 pétalos blancos y deshilachados alternando con los sépalos, numerosos estambres son anteras grandes que viran del amarillo inicial al naranja y un pistilo constituido por diversos carpelos soldados. Estas flores están colgantes y más claramente aún colgarán los frutos. El fruto es una cápsula hinchada verde, con costillas marcadas y abierta por abajo.
La reseda silvestre vive principalmente en viñedos y campos de almendros, en los cultivos más de secano, y en los pequeños prados de plantas anuales.
[fotos Jordi Badia]