En los extensos encinares del área de Mura y de Rellinars, casi todas las encinas tienen diversos troncos de tamaño similar que nacen de una base común. No se trata de retoños desarrollados después de un incendio, sino de la herencia del carboneo. Hasta mediados del siglo XX, estas encinas se talaban periódicamente para obtener carbón vegetal. Los troncos actuales, retoñados después de la última tala para producir carbón, deben tener una media de 60-70 años; aunque en realidad las encinas de la sierra de L’Obac son mucho más viejas de lo que sugiere el tamaño de sus troncos.
[foto Jordi Badia]