La Resclosa dels Manresans (= la presa de los manresanos), en el río Llobregat justo bajo el castillo de Balsareny, desvía un caudal aproximado de 1 m3/segundo de agua hacia la Séquia de Manresa (= acequia de Manresa).
La presa de los manresanos es medieval. Fue construida en el siglo XIV bajo el impulso de autoridades civiles y emprendedores manresanos, y en litigio con la autoridad eclesiástica, encabezada por el mal obispo Galceran Sacosta que no permitió el paso de la acequia por tierras del obispado en Sallent, del que se derivó el miracle de la Llum (= milagro de la Luz) y la reclusión del obispo en Vic, la actual capital de la diócesis. La acequia transcurre subterránea en su tramo inicial, inmediato a la presa de los manresanos. Al poco de ver la luz, en Balsareny, cruza el valle del Mujal por el acueducto de Santa Maria. I la acequia va haciendo camino plácido, de 26 km en total y tan solo 10 metres de desnivel, hasta el estanque de L’Agulla, los regadíos de Viladordis y de El Poal y la planta potabilizadora de Manresa, desde la que el agua del Llobregat se distribuye a los hogares. Desde el siglo XIV, la presa de los manresanos desvía agua del Llobregat hacia la acequia que la transporta a la ciudad de Manresa, ¡y por muchos años más que dure!
En el XVI, la presa de los manresanos afectada por riadas tuvo que ser reconstruida. Originalmente de piedra y madera, en 1952 su parte superior se recubrió de hormigón. Durante este otoño de 2020 están previstas obras de emergencia para reparar los desperfectos en la base causados por la riada del temporal Glòria, en enero de este mismo año. [Ver la nota de la ICHN-Bages Sobre la Resclosa dels Manresans]
La presa de los manresanos es un tramo especialmente bello y natural del río Llobregat en el que el valle es estrecho, no hay fábricas y el bosque de ribera crece con alisos en la misma orilla del agua. El bosque de alisos so se aleja del agua ni de los puntos más hondos, está sometido a las perturbaciones caóticas de las riadas, y más aún lo estaría si no hubiera aguas arriba, en la comarca de Berguedà, el pantano de La Baells. El bosque de alisos prospera en ambas orillas y en la isleta fluvial que se formó debajo de la presa.
La lámina de agua que se desliza por la pendiente suave de la larga presa de los manresanos en el escenario verde del bosque de ribera es un espectáculo hipnotizador. Un observatorio de aves y carteles interpretativos instalados por el Parc de la Séquia contribuyen a dar valor de la zona, a la sensación de naturaleza primigenia, de lugar tocado por una varita mágica.
[fotos Jordi Badia (1ª) y Florenci Vallès (2ª)]