Los estanques de Argençola

Los estanques de Argençola son un rosario de embalses alargados debidos a una serie de presas que retienen el arroyo de Sant Cugat, el que desciende de Serrateix y Sant Cugat del Racó en dirección al río Cardener en Súria, antes de confluir con el arroyo de Tordell. Ocupan el centro del altiplano de Argençola, cerca del collado de Les Vilaredes, en el extremo norte del término municipal de Castellnou de Bages. El lugar es una propiedad privada que ha incorporado el servicio de turismo rural.

Los estanques de Argençola constituyen un hábitat acuático situado a unos 400 metros de altitud en el interfluvio entre el Cardener y el Llobregat, en un área relativamente alta en la que los puntos de agua son escasos. Los estanques de Argençola quedan bastante separados de otras zonas húmedas, fuera de las rutas preferentes de las aves acuáticas y, por ello, poco susceptibles a la colonización por muchos organismos acuáticos a los que les resulta difícil alcanzar este lugar. A pesar de ello, las aves acuáticas no ignoran estos estanques; al acercarnos, es habitual que algunos patos o alguna garza levanten el vuelo.

En temporada lluviosa, los estanques de Argençola cumplirán con su nombre catalán, algo desmesurado, de llacs (= lagos). Pero en temporada de sequía, al estar alimentados por un arroyo de caudal escaso y fluctuante, el agua se quedará embalsada sin circulación y con tendencia a la eutrofización. La oscilación del nivel del agua en los estanques de Argençola dificulta el mantenimiento de la vegetación palustre en sus orillas. En cualquier caso, los estanques de Argençola son un oasis siempre bienvenido.

El entorno de los estanques de Argençola fue diseñado 100 años atrás con voluntad paisajística y ambientalista, para el paseo y la observación de la naturaleza. Existen dos fuentes de obra, la fuente de Núria, hundida y a la que hay que bajar por unas escaleras, y la fuente de Hierro (font de Ferro), lateral, que al brotar deja un precipitado anaranjado de óxido de hierro. Los árboles grandes y viejos del paseo que sigue la orilla izquierda de los estanques contribuyen a la hospitalidad y dignidad del lugar.

[fotos Jordi Badia]