En los suelos permanentemente saturados de agua de los ambientes palustres la concentración de oxígeno puede llegar a ser muy baja (condiciones anaeróbicas), principalmente porque se acumula materia orgánica muerta que reacciona con este elemento para dar dióxido de carbono y agua dentro del proceso de descomposición microbiana aeróbico. Las condiciones anaeróbicas generan un ambiente reductor que hace que el hierro se encuentre principalmente en la forma más reducida (Fe2+, hierro ferroso), que es la más soluble en agua. Cuando el agua con una concentración elevada de Fe2+ entra en contacto con el oxígeno del aire, el Fe2+ se oxida en Fe3+ y precipita principalmente en forma de óxido de hierro III (Fe2O3, hematites) que tiene un característico color rojo amarronado. En estas surgencias con precipitación de óxidos de hierro puede haber bacterias quimiosintetizadoras del género Gallionella que obtienen energía de la oxidación del Fe2+ a Fe3+. La presencia de estas bacterias ha sido confirmada en el arroyo Salado de Avinyó, donde hay una importante precipitación de óxido de hierro justo en el punto donde nace el agua salada a una concentración de 23.000 mg Cl/L, algo mayor que la del agua de mar, y que se diluye a la mitad con el agua dulce del arroyo. En este caso, la concentración relativamente alta de Fe2+ en el agua que nace no va ligada a condiciones anaeróbicas, sino que está relacionada con la alta salinidad.
Las fotografías corresponden al arroyo de Mura, conocido también como arroyo de Sant Esteve (municipios de El Pont de Vilomara i Rocafort y Talamanca). Las fotos 1ª y 2ª muestran la presa deteriorada de un pequeño embalse del tramo bajo del arroyo; se aprecia en su parte de arriba como el carrizal con enea genera el ambiente anóxico y, en el centro, el precipitado de óxidos de hierro que deja el agua que brota por sus grietas. La imagen 3ª muestra el mismo fenómeno completamente natural, sin intervención de presa alguna.
[fotos Florenci Vallès (1ª y 2ª) y Jordi Badia (3ª)]