Cuando las olas de frío llegan tras la lluvia, el agua que brota de las grietas de las paredes y de los taludes se hiela en la surgencia formando carámbanos, láminas y cascadas de hielo. El hecho es especialmente notable en los macizos de conglomerado de Montserrat y del área del Montcau en donde, a la circulación mayoritariamente subterránea del agua debido a la existencia de múltiples grietas y a la naturaleza soluble de la roca de la que resultan numerosas surgencias temporales, hay que añadir la mayor altitud y la orientación norte y noroeste de las vertientes en la comarca de Bages que acentúan el frío. El frío construye bellas argenterías de hielo en los rincones donde gotea el agua, cual retablos barrocos en una capilla. Esta belleza es efímera, por eso mismo es más bella; dura lo que la ola de frío. Las áreas donde más hielo puede encontrarse son la cara norte del Montcau, una zona abrupta y poco frecuentada por excursionistas, y, en Montserrat, más fácil, en el margen de montaña de la carretera de can Massana que cruza por entero la vertiente umbría a media altura y llega al monasterio precisamente en paralelo al camino de los Degotalls, de los goteos en catalán.
En la imagen, los carámbanos formados en la canal de Sant Jerónimo o de Santa Cecilia, en Montserrat, la mañana excepcionalmente fría del 14.02.2010.
[foto Jordi Badia]