Los dos pinos carrascos que crecían en la cima de Collbaix, enraizados juntos en una grieta del estrato de conglomerado y que con sus troncos componían la forma de “V”, han muerto. No eran ejemplares especialmente grandes porque habían vivido en una zona expuesta y con suelo escaso, inhóspita, aunque sí viejos y muy característicos de la cumbre plana y rocosa de Collbaix. Muchos manresanos conservan fotos de alguna excursión a Collbaix en las que aparecen con amigos alrededor de este par de pinos emblemáticos que componen y sitúan la imagen. La sequía continuada durante años, particularmente dura en el 2016, exacerbada por la compactación y pérdida del suelo por el pisoteo demasiado frecuente, ha debilitado progresivamente estos dos pinos hasta llevarlos a la muerte. Con ellos se acaba una imagen popular manresana.