Compárense las dos imágenes del llano, la presa y la poza de El Suanya, en el arroyo de Rajadell, tomadas con un siglo de diferencia, en mil novecientos y poco y en 2014.
En la foto de época, el arroyo bajaba caudaloso aquel día. Para cruzarlo existía una pasarela construida mediante tres tablones puestos a continuación uno de otro y sostenidos por mojones. La presa desviaba parte del agua hacia un canal en la orilla izquierda. En esta orilla, como la figura de un belén, una mujer agachada lava ropa. El agua tenía que ser limpia, ya que se iba al arroyo a lavar.
A principios del siglo XX la vegetación espontánea era, en conjunto, muy escasa en comparación al presente. A pesar de esta situación general, los pinos del llano de El Suanya ya estaban allí y eran adultos. Se distinguen los pinos piñoneros que han conseguido altura notable. Si el llano de El Suanya destaca actualmente por la altura de sus árboles es debido a que ya era un reducto de bosque 100 años atrás, cuando casi todas las tierras del Pla de Bages estaban dedicadas a la agricultura y la leña pequeña se aprovechaba para encender fuego en las casas. En cambio no había bosque de ribera, tan solo un álamo blanco en la orilla derecha. Tampoco hay vegetación en la cuesta soleada que se ve desnuda, tan solo unos pocos pinos carrascos capaces de colonizar los suelos más miserables, pequeños y solitarios, sin el acompañamiento de hierbas ni arbustos. La pobreza de la vegetación se extiende por todo lo que alcanza la vista.
Actualmente la vegetación ofrece una cara muy distinta, lo cubre prácticamente todo y es imposible obtener una vista tan amplia de la presa de El Suanya. Quedan algunos mojones de la pasarela que la riada se llevó. La sustituye un puente con más garantías y a tamaño suficiente para el paso de vehículos, construido unos metros aguas arriba. El canal está completamente obstruido e inutilizado. El bosque de ribera con chopos, álamos blancos y fresnos de hoja pequeña crece en las orillas del arroyo. Entre los árboles de ribera lucen los chopos de copa estrecha, variedad italica, denominados popularmente gavatxos, más altos que los pinos a pesar de ser mucho más jóvenes. La orilla entre el arroyo y el canal se ha transformado en un zarzal impenetrable. Pinos, robles, lentiscos y coscojas crecen en la base de la cuesta y la tapan casi por completo. Aunque si nos acercáramos, veríamos la pared desnuda de arenisca y lutitas rojizas en sus tramos más verticales.
El crecimiento de la vegetación ha cambiado radicalmente en un siglo el paisaje de Manresa y, en general, de la comarca de Bages por completo.