Un estrato de roca dura, normalmente una capa de conglomerado de un pocos metros de grosor, constituye los altiplanos del relieve tabular. La erosión de las rocas blandas situadas justo por debajo, normalmente lutitas, pone al descubierto y resalta este estrato culminal mucho más resistente (foto 1ª, a la izquierda, en la cima de Collbaix [Manresa]).
Progresivamente descalzado, el estrato culminal sobresale más y más, pudiendo constituir el techo de un abrigo natural (foto 2ª, en la cima de la solana del Puig [Rajadell]).
El estrato culminal sobresale hasta que grandes bloques de roca, limitados por grietas previas y de forma vagamente poligonal, un día acaban por desprenderse y rodar por la ladera (foto 3ª en Rajadell). Los numerosos bloques de conglomerado que en las imágenes 4ª, 5ª y 6 ª aparecen diseminados por la vertiente, formando lo que en geomorfología se denomina un caos o caos de bloques, han caído del estrato culminal. Y más rocas están por caer, tiempo al tiempo. La foto 4ª se obtuvo en cal Miralles (Rajadell), la foto 5ª en la solana del Puig (Rajadell) y la 6ª en la vertiente sur de la ermita de Santa Cecilia de Grevalosa (Castellfollit del Boix).
Algunas veces los bloques rodan hasta el fondo del valle, como se ve en el caso del gran bloque de arenisca y conglomerado que, como un puente, une las dos orillas del arroyo de Mura, cerca de mas Ventaiol (El Pont de Vilomara i Rocafort) (foto 7ª).
[fotos Jordi Badia (1ª y 6ª) y Florenci Vallès (2ª, 3ª, 4ª, 5ª y 7ª)]