La achicoria (Cichorium intybus) es una hierba perenne de la familia compuestas que crece con preferencia en los márgenes de caminos y carreteras, y también en los campos abandonados y otros lugares con suelos alterados más o menos húmedos. Son muy típicos sus tallos, de hasta 1 metro de altura, en zig-zag poco marcado, rematados en los ángulos por capítulos de flores azules, todas liguladas. Estos capítulos pueden ser sésiles o pedunculados. Miden entre 2 y 4 cm de diámetro. Los capítulos se abren por la mañana, se cierran a mediodía en verano o por la tarde en otoño, y ya no vuelven a abrirse más. Duran tan sólo unas horas, pero van naciendo desde junio hasta octubre o noviembre. Por su profusa aparición en el mes de julio, en plena canícula estival cuando la mayoría de hierbas están marchitas y allá por donde pasa la gente, resultan especialmente destacados. Las hojas basales están dispuestas en roseta, son irregularmente pinnatipartidas, variables y con las divisiones dirigidas hacia la base (runcinadas), mientras que las de los tallos son más pequeñas, menos divididas y abrazan el tallo en el punto de inserción (amplexicaules).
Las hojas tiernas, aún cuando son más bien amargas, son comestibles en ensaladas. Las hojas, las flores y las raíces, tanto frescas como secas, se utilizan también en infusiones, igualmente amargas, con propiedades aperitivas y digestivas. Existe una variedad cultivada de achicoria, bianual y con la raíz muy desarrollada. La corteza de esta raíz tostada se había utilizado como sucedáneo de un buen café.
La achicoria es una especie pariente muy cercana de la escarola cultivada (Cichorium endivia ssp. endivia).
[fotos Jordi Badia]