La araña de jardín o de la cruz (Araneus diadematus [= Epeira diadema]) es una magnífica araña y una prodigiosa tejedora.
Su cuerpo muestra color general pardo o anaranjado, con numerosas manchas blancas bien delimitadas que en el dorso dibujan vagamente la forma de una cruz de Santiago. Las manchas que forman los brazos de la cruz pueden ser mayores o menores o fusionarse entre ellas, aunque la mancha circular de la encrucijada se mantiene siempre. La araña de jardín tiene el cuerpo erizado de pelos claros, esparcidos y gruesos, como púas. La hembra -en la imagen- es mucho mayor que el macho.
La típica tela de captura que construyen las hembras es un espléndido trabajo geométrico, grande, en disposición vertical y soportado entre arbustos, con un centro, unos 30 radios equidistantes y tejida interiormente con un hilo en espiral estrecha, de aspecto concéntrico, que se ensancha algo en las vueltas exteriores. Junto a la tela de captura, la hembra teje un cubilete de hilos densos en el que se esconde a la espera de que una presa caiga en la tela, o de que un macho se acerque a importunarla. El ejemplar de araña de jardín que muestra la imagen 1ª ha capturado una presa que guarda envuelta en hilo de seda.
La araña de jardín posee una gran amplitud ecológica, vive desde el litoral hasta la alta montaña y ocupa por igual jardines y lugares humanizados como espacios naturales. A la vez es una araña frecuente. Su ciclo vital dura dos años.
En la aventura La estrella misteriosa, Tintín ve a través del telescopio del observatorio astronómico a una gigantesca araña peluda en el meteorito que se acerca a gran velocidad para impactar contra la Tierra y que presagia el fin del mundo. Es una Epeira diadema que, ajena a las tribulaciones de Tintín, pasea sobre la lente del telescopio.
[fotos Montserrat Porta y Jordi Badia (1ª), Jordi Badia (2ª), Montserrat Porta (3ª) y Marta Queralt López Salvans (4ª)]