La ardilla (Sciurus vulgaris) es el roedor arborícola que se reconoce enseguida por la cabellera de su cola y por el pincel de pelos en las orejas. Una ardilla adulta mide 20-30 cm entre cabeza y cuerpo y 20-25 cm en la cola. Su pelaje es castaño en el dorso, en la cabeza y en la cola, y casi blanco en la parte ventral. Los individuos que viven en los bosques caducifolios suelen tener color castaño rojizo, mientras que los que viven en pinares y bosques a mayor altitud suelen ser más oscuros, de acuerdo con el color del bosque.
La ardilla es extremadamente ágil; corre rapidísimamente arriba y abajo por los troncos o salta con precisión entre las ramas de los árboles. Sus costumbres son diurnas e individuales. Las hembras construyen un nido en la copa de un árbol aprovechando un agujero del tronco o entrelazando ramas de manera similar a un nido de ave aunque con entrada por debajo. Una hembra cría una o dos veces por año, entre enero y agosto.
Las ardillas se alimentan fundamentalmente de semillas de los árboles dominantes en el bosque -piñones, avellanas, bellotas, castañas, hayas…-, pero también pueden incluir en su dieta setas, pequeños invertebrados, frutos o huevos de pájaros. Las ardillas cortan con sus dientes incisivos el pedúnculo de piñas que caen al suelo para después roerlas completamente y sacar y comerse los piñones nutritivos. Al ser los piñones de pino carrasco, de pino negral y de pino albar pequeños, necesitan cortar y roer muchas piñas. El resultado es el de numerosas piñas roídas esparcidas en el suelo, evidencia de la actuación de la ardilla en el pinar -foto 2ª, en este caso piñas de pino carrasco.
El hábitat más característico de la ardilla es el de los pinares, desde los pinares de pino carrasco en altitudes bajas hasta los abetales y los pinares de pino negro del piso subalpino en el Pirineo, aunque vive también en robledales, hayedos y castañales, en los reductos de pinos entre campos y esporádicamente en los pinos de los parques urbanos si se les proporciona alimento adicional. La ardilla está bien distribuida en las comarcas de Bages y Moianès, pero el descenso de la producción de piñas y piñones en los pinares por la sequía de los años 2020-2023 en estas comarcas tiene que haber perjudicado sensiblemente sus poblaciones.