El azufaifo (Ziziphus jujuba) es arbolillo o arbusto grande y espinoso perteneciente a la familia ramnáceas, emparentado por tanto con el aladierno (Rhamnus alaternus) y con el espino cerval de hoja pequeña (Rhamnus saxatilis), originario de China y cultivado en tierras mediterráneas desde muy antiguo por su fruto comestible, la azufaifa, y por la calidad de su madera.
De las ramas leñosas del azufaifo nacen otras ramas verdes, cortas en forma de zigzag y en las que se disponen alternas las hojas simples y ovadas. Las ramas leñosas terminan en una espina robusta y las hojas llevan también una o dos estípulas transformadas en espinas. En otoño, las brancas cortas y las hojas caerán para renovarse en primavera. Las hojas poseen un pecíolo corto y un limbo ovado de unos 4×2 cm con margen ligeramente dentado y 3 nervios principales arqueados desde la base. Las flores que se agrupan en la axila de estas hojas son pentámeras, pequeñas y poco vistosas. En cambio, el fruto que darán es una drupa elíptica de hasta 3 cm, con un hueso en el centro y de un color que a medida que madura muda del verde inicial al amarillo, a un rojizo caoba y acaba marrón. El sabor de la azufaifa se parece al de una manzana.
La madera de azufaifo se utiliza en Cataluña para fabricar instrumentos musicales tradicionales de viento como la tenora. Pero mientras que la madera de azufaifo es valorada y buscada, el cultivo del azufaifo y el consumo de sus azufaifas han decaído en Cataluña. En muchos lugares catalanes, también en la comarca de Bages, quedan azufaifos subespontáneos, especialmente cerca de casas de campo. En Manresa una calle lleva el nombre de calle Ginjoler [azufaifo en catalán], aunque el azufaifo ya no está; en cambio sí se encuentran aún, en el municipio de Manresa, algunos azufaifos cerca de la poza de Les Escaletes del arroyo de Rajadell que ya fueron citados hace más de 100 años por Pío Font y Quer en su Ensayo Fitotopográfico de Bages.
[fotos Jordi Badia]