El caracol rayado (Cepaea nemoralis) no es difícil de ver en los bosques y prados del Bages. Este caracol presenta una gran variabilidad tanto con respecto al color de fondo de la concha, que va del amarillo pálido al anaranjado, como con respecto a las rayas que éste presenta, que pueden ser desde muy anchas hasta inexistentes y desde muy marcadas hasta borrosas. Esta variabilidad tiene valor adaptativo, como lo demuestra el hecho que los Cepaea nemoralis de las dunas fijadas son uniformemente amarillos y tienen el labio externo de la apertura de la concha (el peristoma) claro, dos carácteres que favorecen el camuflaje y la termoregulación en un hábitat cálido. Sin embargo, se sabe que las presiones selectivas no son únicamente térmicas o de depredación.
Se pueden encontrar acumulaciones de conchas destrozadas de Cepaea nemoralis alrededor de las piedras que el tordo (Turdus philomelos) utiliza como yunques contra los cuales rompe caracoles sacudiéndolos con el pico.
Un programa europeo participativo, iniciado en el 2009 con motivo del bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, documenta la variabilidad de las conchas del caracol rayado por toda Europa y en los distintos hábitats en base a las observaciones de múltiples informadores aficionados, ilustrando de este modo la evolución de las especies.